jueves, 18 de febrero de 2010

tiempo de repeluznos

Con este curioso “tiempo de repeluznos”, cuando incluso la nieve y las nubes de contornos oscuros parecen viejos accesorios teatrales, harapos deshechados que pertenecieron a actores muertos, “el semblante de un asesino en una sombrerera, consistente en un trozo grande de corcho quemado y una peluca negra como el carbón”, y cuando el viento es tan frío que parece el mar en un teatro vacío, “formado por una decena de olas grandes, la décima algo mayor que las demás y un poco deteriorada”,1 se me ha ocurrido pensar en aquellos medicamentos que se aconsejaban para combatir la melancolía, en la anatomía de esa enfermedad, en las momias con las que se hacían medicinas y en los beneficios de cribar la basura.

Cada décima ráfaga de viento me lanzaba al rostro viejos recuerdos, como copos de nieve que se derriten. Dicen que “el montón de basura y cenizas de Battlebridge” existía desde la epidemia de peste negra y el gran incendio de Londres. Esa montaña de inmundicias y cenizas proporcionaba alimento a centenares de cerdos. Los rusos, que de algún modo conocieron la existencia del enorme montón de basura, lo compraron con el propósito de reconstruir Moscú, destruida por un incendio. En la ladera de aquella montaña de basura hay ahora vías públicas cuyos nombres corresponden a los ministros populares de la época. Y de nuevo: “Al descender de la colina te hallarás en Battlebridge, entre unas gentes tan características y de un aspecto tan local que es como si el lugar hubiera sido creado para ellas y viceversa. Te bastará un vistazo para percibir los detalles que las distinguen de la población que acabas de atravesar…”

1. “List of Theatrical properties”, Tatler, nº42.

Fragmento de “Excéntricos ingleses” por Edith Sitwell.
Traducción de Jordi Fibla.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails